Entradas

Mostrando entradas de abril, 2022

En busca del profesor ideal (entre la utopía y el reto didáctico) #1 Notas sueltas

 Acabo (o mejor dicho, acabamos) de hacer una tormenta de ideas, dentro del grupo del Instituto Cervantes de Nápoles #ENSELENA 2022, sobre este tema : qué, quién, cómo es el profesor - de ELE/de idiomas - ideal. Nos preguntamos sobre cómo individuarlo en la muchedumbre, cómo llevar a cabo un proceso de selección de "los mejores" si ello dependiera totalmente de nosotr@s, es decir, si tuviéramos el mando de la renombrada academia Innovadora que los precisa para su inmediata incorporación. Hubo muchas (buenas) ideas, y algunas de ellas se repitieron en casi todas las descripciones de l@s participantes. En resumidas cuentas, diría que las palabras clave fueron formación especializada por un lado (el relacionado con los requisitos formativos imprescindibles), y por otro lado (el relacionado con las aptitudes), pasión (expresada en tantas facetas como participantes) y en el medio (en el amplio sentido del término) el reconocimiento de la imprescindibilidad de, por lo menos, dos...

Aquí vivió Cervantes

Imagen
 Para su mejor disfrute (y pa' que conste): ésta la saqué en Valladolid, antes de pisar el umbral del Museo Casa de Cervantes , en un soleado día del mes de julio del año 2008. Hay fotos icónicas en nuestra vida, el tiempo nos ayuda - o tal vez nos empuja - a elegirlas. Desde entonces ésta es para mí una de ellas.

En el río de la lengua española #1 Bienvenida

¡Bienvenid@s! Soy Gabriele Mancini, licenciado cum laude en Lengua y Traducción española por la Università degli Studi della Tuscia di Viterbo (Italia). Desde comienzos del siglo XXI, buceo en la lengua castellana, es decir, empecé durante mi bachillerato, bajo la guía singular del profe cubano Juan, mi primerísimo docente de ELE , al que quiero recordar gratamente. (Pero la verdad es que no sé si buceé en ella en alguna vida previa también, pues tanto sabe cautivarme en la presente que - sentimentalmente - no lo puedo excluir). Mi primer logro lingüístico certificado fue el DELE Nivel B1, conseguido en Roma, y mi primer tropiezo lingüístico certificado, también ocurrido en Roma, fue un suspenso (en rigor: "No apto") en el DELE Nivel B2, por menos de un punto (¡también es mala pata!) en la calificación de la siempre perfectible competencia gramatical.   Luego descubriría que siempre - ¡siempre!, estoy cada vez más convencido - hay mucho espacio de mejora, y que sobre todo pue...