El error, este hermano mellizo del acierto...

 

El error, este hermano mellizo del acierto…

 por Gabriele Mancini (07/07/2022)

 

Pues, para mí (hoy) el error puede consistir en dos cosas a la vez: una incongruencia lógico-lingüística (visto desde la lógica del sistema lingüístico de la lengua meta) y un amigo sincero, pero un poco hablador (visto en el día a día del camino de aprendizaje, ¡no en días de exámenes!).

Pero primero lo primero, que se dice: pues, vamos a ver a continuación cómo desperdiciar infaliblemente el potencial (auto)didáctico del error, según nos explica Juan Martínez, el «mejor corrector pedante de la lengua castellana» (también conocido y “celebrado” por sus numerosas víctimas como «el mejor corector hortografico i gramátical»):

El corrector pedante, por Rocío Quillahuaman (la autora, quien amablemente lo dedica «a aquellas personas que creen que van a heredar la RAE»).

Huelga decir que la estrategia correctora de Juan Martínez es la mejor, sin duda, para que uno deje ya de aprender idiomas y vuelva a comunicarse a través de pinturas rupestres (que además son formas de expresión preciosas, justamente incluidas en la lista del Patrimonio Mundial de UNESCO, como las de Altamira en España).

Tampoco hay que olvidarse – dejándonos atrás a Juan Martínez por un momento – que es posible (y en muchos casos aconsejable, yo creo) utilizar en la clase de ELE un enfoque descriptivo de la lengua, y por ende del error. En ese caso, el error detectado – o mejor dicho, el análisis de errores – sería una “fotografía” de la interlengua y del proceso de aprendizaje. Y como toda fotografía puede salir un poco movida, pues se repite tantas veces como sea necesario.

De ahí que el error pueda convertirse en aquel amigo, en aliado (durante el proceso, ¡en el examen no, hay que aceptarlo! Aunque las notas también tienen que tener en cuenta el proceso, siempre que sea posible).

En fin, estamos acercándonos a la idea del error como “maestro” (tanto para el profesor como para el alumno) o, sin llegar a tanto, a la de aquel amigo que nunca se muerde la lengua… Bueno, sea como fuere, si le concedemos un poco de atención, empezaremos a desarrollar una #Culturadelerror que nos proteja del pedantismo pernicioso (que diría luciéndose - y riéndose - Juan Martínez: ¡cuidado, porque sus criterios evaluativos arrasadores pueden colarse por todas partes, incluso en nosotros mismos, si bajamos la guardia!) y que al mismo tiempo nos anime – un error interiorizado tras otro – a “afilar” nuestras herramientas lingüísticas y a cuidar nuestra propia conciencia lingüística: lo que quizá no sea suficiente para que heredemos la RAE, pero seguro que nos va a ayudar mucho para alcanzar nuestros objetivos personales mediados por la lengua.

(Aquí, más reflexiones: https://www.fundeu.es/noticia/el-error-ortografico-mas-tonto-en-el-que-incurres/)

 

CÓDIGO DE CORRECCIÓN

 


 

 P.D. Esta reflexión surge tras el taller, esclarecedor y disruptivo, sobre el tratamiento del error en la clase de ELE impartido por la profesora M. Pilar Hernández Mercedes, dentro de EnsELENa 2022.

 

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